lunes, 28 de noviembre de 2011

La sorprendente verdad acerca de la represión del movimiento 'Occupy'

Traducción del artículo `The shocking truth about the crackdown on Occupy` de Naomi Wolf
publicado en el diario The Guardian el  viernes 25 de noviembre 2011
Se mantienen las denominaciones Occupy (lit. Ocupad, movimiento de protesta ciudadana también llamado 99%) y Occupy Wall Street o OWS (lit. Ocupad Wall Street, grupo fundador del movimiento en los EE.UU. 

Las agresiones violentas de la policía en los EE.UU. no son una coincidencia. 'Occupy' ha tocado el cercado electrificado que protege la venalidad de nuestra clase política.

Ciudadanos de los EE.UU. de todos los sectores políticos siguen sin recuperarse de las imágenes de brutalidad policial sin parangón de una campaña coordinada contra manifestantes pacíficos de OWS en ciudades de todo el país la semana pasada. A una anciana le rociaron gas pimienta en la cara; la grabación que mostraba estudiantes sentados que, sin ofrecer resistencia, fueron rociados con gas pimienta por falanges de policías antidisturbios se convirtió en un vídeo viral en Internet; proliferaron imágenes de mujeres jóvenes – seleccionadas aparentemente por su sexo - gritando, arrastradas por el pelo por la policía antidisturbios; las imágenes de un hombre joven, aturdido y sangrando profusamente por la cabeza, surgieron de las grabaciones de la limpieza de medianoche en Zuccotti Park.

Pero justo cuando los estadounidenses pensaban que habían entendido la situación- ¿Eran policías descontrolados y alcaldías haciendo un uso excesivo de la fuerza a nivel municipal, en muchas ciudades diferentes? - la situación se complicó. La Unión Nacional de Periodistas y el Comité para la Protección de Periodistas emitió una solicitud bajo la Ley de Libertad de Información para investigar la posible participación federal en políticas de aplicación de la ley vigente que parecen tener a los periodistas como objetivo. El New York Times informó que "policías de Nueva York han detenido, golpeado, aporreado, empujado al suelo y lanzado contra una barrera a periodistas y fotógrafos" que cubren las protestas. Se les pidió a los periodistas por parte de la policía de Nueva York que levantasen las manos para demostrar que tenían credenciales: cuando muchos obedientemente lo hicieron, se las quitaron, bajo amenaza de detención, apartados de la historia que se encontraban cubriendo, y retenidos lejos del lugar en el que la noticia se estaba desarrollando. Otros reporteros con pases de prensa fueron detenidos y maltratados por la policía, después de haber sido - falsamente - informados por la policía de que "es ilegal tomar fotografías en la acera".

En Nueva York, una miembro del tribunal supremo del estado y del ayuntamiento de la ciudad de Nueva York fue golpeada; en Berkeley, California, uno de nuestros grandes poetas nacionales, Robert Hass, fue aporreado. Todo se complicó aún más cuando Wonkette y Washingtonsblog.com informaron que el alcalde de Oakland había reconocido que el Departamento de Seguridad Nacional había participado en una conferencia telefónica con alcaldes de 18 ciudades asesorándoles sobre "cómo suprimir" las protestas de 'Occupy'.

Para los europeos, la enormidad de este hecho puede no ser obvia en un primer momento. Nuestro sistema de gobierno prohibe la creación de una policía federalizada, y prohibe la participación federal o militar en el mantenimiento municipal.

Me di cuenta de que los expertos y los políticos de derechas en los programas de televisión en los que estaba participando mandaban mensajes en contra de OWS (Occupy Wall Street). El periodista Chris Hayes informó sobre un memorándum filtrado revelando que hay grupos de presión inyectando 850.000 dólares en una campaña para desprestigiar a 'Occupy'. 



La coordinación de mensajes de este tipo es imposible sin el apoyo de instancias superiores. Esto claramente no era un simple caso de unos alcaldes asustados, y extralimitación municipal aislada contra el desorden en los parques y campistas malhumorados. Poco a poco las piezas del rompecabezas van encajando entre sí, y comienzan a mostrar la coordinación contra el OWS al más alto nivel nacional.

¿Por qué esta movilización masiva en contra de este movimento poco articulado, desarmado, incipiente? Después de todo, los manifestantes contra la guerra en Irak, las manifestaciones del Tea Party y otros se han desarrollado sin esta ofensiva coordinada. ¿Es realmente el camping? Al momento de escribir esto 200 jóvenes, con sacos de dormir, maletas e incluso sillas plegables, están acampando día y noche a la entrada de la NBC en aceras públicas - con el beneplácito de la policía de Nueva York – a la espera de billetes para Saturday Night Live, por lo que sin duda el camping no es el problema. Todavía estaba muy intrigada de por qué OWS, esta banda de desventurados optimistas, habría de tener una respuesta federal tan violenta.

Es decir, hasta que me enteré de qué era lo que realmente quería OWS.

Los medios de comunicación declaraban continuamente "OWS no tiene mensaje". Frustrada, simplemente les pregunté. Comencé por decir en internet "¿Qué es lo que quereís?" al movimiento ´Occupy´. En los primeros 15 minutos, recibí 100 respuestas, realmente reveladoras.

El n º 1 de la lista: sacar el dinero de la política. Lo más citado fue la legislación para mitigar el efecto de la legislación Citizens United, que permite la inversión de sumas ilimitadas en el proceso de la campaña.

N º 2: la reforma del sistema bancario para evitar el fraude y la manipulación, siendo la propuesta más frecuente el restaurar la ley Glass-Steagall - la ley era de la Depresión, eliminada por el presidente Clinton, que separa a los bancos de inversión de los bancos comerciales. Esta ley podría corregir las condiciones de la reciente crisis, ya que los bancos de inversión no podrían correr los riesgos que corren con ánimo de lucro al crear productos bancarios derivados de la nada, y que en su caída pueden acabar con los bancos y cajas.

N º 3 fue el más aclarador: los proyectos de ley en contra de la
poco conocida laguna que actualmente permite a los miembros del Congreso aprobar legislación que afecta a las empresas con sede en Delaware en el que ellos mismos son los inversores.

Cuando vi esta lista - y sobre todo el tema del programa pasado - se me cayó la venda de los ojos. Por supuesto, a estas personas desarmadas les iban a patear el culo.

Pero hay una terrible noticia tras el titular de que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) coordinó una violenta represión y es que el DHS no actúa de manera independiente. El DHS no puede decir, por propia iniciativa, "vamos tras estos hippies desaliñados". Más bien, el DHS es responsable de una cadena de mando: en primer lugar, al representante de Nueva York Peter King, jefe del subcomité de seguridad nacional, que naturalmente trabaja influido por sus colegas congresistas, sus deseos y sus intereses. Y por supuesto el DHS responde directamente ante el presidente (que estaba convenientemente en Australia en este momento).

En otras palabras, para que el DHS se reuniera telefónicamente con los alcaldes y les diera las ordenes que les dio, la lógica de su cadena de mando implica que los supervisores del Congreso, con la bendición de la Casa Blanca, dijeron al DHS que autorizara a los alcaldes a ordenar a sus fuerzas de policía - reforzados con millones de dólares de hardware y la formación de el DHS - hacer la guerra a ciudadanos pacíficos.

Pero, un momento: ¿En nombre de qué el Congreso asesora reacciones violentas militarizadas contra sus propios y pacíficos ciudadanos? La respuesta es sencilla: en los últimos años, los miembros del Congreso han comenzado a entrar en el sistema como miembros de la clase media (o clase media alta) - y están dejando DC con una riqueza personal inmensa, como podemos ver en el "escándalo" del candidato presidencial de Newt Gingrich al que se le pagaron 1,8 millones de dólares por unas pocas horas “consulta” a intereses particulares. Los honorarios inflados a los legisladores que se unen a grupos de presión son vox populi, pero la idea de que congresistas están legislando sobre los beneficios de sus propias compañías es menos conocido - y si se investigaran las cuentas, seguramente revelarán corrupción con Wall Street como principal interlocutor. De hecho, ya sabemos que los congresistas se benefician enormemente con el mercadeo de información reservada que tienen de las empresas sobre las que están legislando - una forma de abuso de información privilegiada que envió a Martha Stewart a la cárcel.

Puesto que el movimiento `Occupy` está muy vigilado y lleno de infiltrados, es probable que el DHS y los confidentes de la policía sean conscientes, antes incluso que `Occupy` mismo, de cuál va a terminar siendo el plan de trabajo emergente. Si legislar contra los pagos provenientes de grupos de presión dentro del proceso legislativo, la reforma de los bancos para que no puedan chupar dinero de los tramposos productos derivados, y, lo más importante, la revisión de las cuentas de un sistema que permite a los miembros de Congreso obtener - inmensas - ganancias personales de su propia labor legislativa, fueran los objetivos cercanos de un incipiente movimiento electoral organizado de `Occupy` ... bueno, tendrías que llamar a las tropas para detener ese avance.

Por lo tanto, si se traza la línea de puntos, y se entiende correctamente, lo que sucedió esta semana es la primera batalla en una guerra civil, una guerra civil en la que, por ahora, sólo un bando ha elegido la violencia. Se trata de una batalla en la que los miembros del Congreso, con la complicidad del presidente estadounidense, enviaron una represión violenta y organizada en contra de las personas que se supone que representan.
Han intentado tocar lo que estaba protegido por una verja electrificada: los beneficios personales de miembros del Congreso. A pesar de que `Occupy` no se ha dado cuenta todavía de las implicaciones de su movimiento, aquellos a los que amenaza sí se han dado cuenta.

Lamentablemente, los estadounidenses esta semana han dado un paso más para ser verdaderos hermanos y hermanas de los manifestantes en la plaza Tahrir. Al igual que ellos, nuestros propios líderes nacionales, que probablemente vean su riqueza personal bajo la amenaza de la transparencia y la reforma, ahora están haciendo la guerra contra nosotros.

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Translation by Juan Enrique Ordóñez Arnau is licensed under a Creative Commons
Original article by Naomi Wolf