sábado, 29 de enero de 2011

El cuerpo y la filosofía

La filosofía debe reclamar el cuerpo como uno de sus temas centrales. La filosofía debe reclamar el pensar con, desde y para el cuerpo. El cuerpo ha sido maltratado por la mayor parte de los grandes tradiciones; ignorado por el marxismo, incomprendido por el nietzscheanismo, cosificado por la filosofía analítica. Algunos grandes autores le dieron cierta justicia pero poco espacio en su obra; el Foucault de la Historia de la Sexualidad, el Adorno de La Dialéctica de la Ilustración. La filosofía analítica le ha dedicado grandes esfuerzos, que acaban siempre en conato. No se puede tener una actitud científica e ir treinta o cuarenta años por detrás de la propia investigación científica. Eso sólo es dogma y cientifismo. Fetichismo por todo aquello que huela a ciencia pero poco afan por el esfuerzo de mantenerse al día. Fetichismo por una manera de escribir técnica y oscura, que haga a la filosofía recuperar su estatus por ósmosis, por estar pegado a en vez de por sus propios logros y méritos.
La filosofía debe asumir que si se quiere llegar a una comprensión de la relación entre el cuerpo y la mente, el cuerpo debe ser escuchado. Se debe comprender que el cuerpo puede y debe ser educado. Y que a través de esa educación se llega a comprender que no hay separación ni unión esencial, que la unidad es algo a lograr y a elaborar. Que yo soy mi cuerpo y mis circunstancias. Que la mente ni está localizada ni es el cerebro, y que el actual paradigma mecanicista imperante en la filosofía de la mente, que asumen una parte muy importante de los filósofos, sería considerado reaccionario por la vanguardia de la ciencia médica.
La filosofía debe, finalmente, asumir que debe comenzar a investigar el cuerpo, que de algún modo los filósofos deben comenzar a apreciar el conocimiento corporeo, el pensar con el cuerpo, si quieren avanzar en su comprensión de la relación entre el cuerpo y la mente.

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